Quiero una cita

Siento un vacío en el pecho y mi corazón se siente oprimido. Miro a la distancia como las montañas se funden con el cielo y entre las nubes veo la profundidad de mi alma, entonces los recuerdos de citas pasadas inundan mi cabeza. No pienso en nadie en especial; solo recuerdo los pequeños detalles que hacen que mi piel se despegue de mis huesos y se derrita como miel.

En mi interior la ansiedad aflora y siento la necesidad de volver a tener una cita. Esos encuentros primerizos con un chico, que pareciera que necesita tu presencia tanto como tú la de él. Esas salidas inocentes y tontamente planeadas donde esperas verte reflejado en sus ojos. Donde una simple sonrisa puede significar una ola de calor, que extrañamente puede congelar el mundo, en ese momento tan largo y al mismo tiempo tan corto.

Necesito nuevamente una cita, donde nuestros corazones furtivos huyan del mundo sentados en un pequeño restaurante o café. Donde seamos cazadores de oportunidad, buscando el momento exacto para que la proximidad permita un roce de manos o pies. Donde la simple ebriedad de nuestra presencia nos haga mirarnos sin importar que decir.

Días como hoy añoro las incomparables sensaciones de las citas y espero que la vida las cruce de nuevo en mis días. Quiero volver a sentir la ilusión saturando de brillo mis ojos y saber que al final del encuentro volveré a casa sonriendo. Esperando que del otro lado de nuestra separación, esté ese chico esperando como yo que la vida nos vuelva a unir en una próxima cita, deseando que ésta no tuviera fin.

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Cuando empezamos a ser gays de tiempo completo…

Para la mayoría  nosotros es tan importante todo este asunto de ser gays que en serio olvidamos que somos personas como los otros y empezamos a ser gays de tiempo completo. ¡Así es! Gays de tiempo completo; aclaro, no me refiero a que actuamos afeminados, o a que pasemos todo el día con movimientos y gesticulaciones amaneradas.

A lo que me refiero es que empezamos a construir una serie de interpretaciones o fundamentos de lo que nosotros mismos creemos que es ser gay, es entonces cuando empezamos a establecer límites ó metas a nuestras vidas y a nuestro entorno. Como por ejemplo cuando no salimos ni a la vuelta de la esquina; sin vernos (hasta cierto punto) presentables… jajajaja o por lo menos con el cabello peinado. O cuando no podemos evitar hacer un comentario sobre algún atuendo de ropa o dar algún consejo o tip sobre algo… Lo curioso de esto es que llegamos al punto en que los demás esperan nuestros consejos. (Como si el ser gay incluyera algún tipo de instructivo de la moda). Posiblemente alguno de estos ejemplos le suene familiar, incluso puedo asegurar que si lo piensan un poco pueden mencionar un par de ejemplos más.

La cuestión de todo esto es preguntarnos cuándo empezamos a ser gays de tiempo completo por tratar de alcanzar, aunque sea inconscientemente, una imagen idealizada de un chico homosexual. Bueno pues acá les dejo una pequeña gran lista de cosas que he visto que persiguen mis amigos y conocidos gays, tal vez de esta manera ustedes sepan si son gays de tiempo completo:

  • Un chico gay viste bien
  • Un chico gay es culto e inteligente
  • Un chico gay estudia o tiene una profesión
  • Un chico gay es tierno, sentimental pero debe verse fuerte y valiente
  • Un chico gay trata de tener buen cuerpo… (inclúyase: cabello, cutis, dentadura y sonrisa, bronceado y un six pack o ser delgado)
  • Un chico gay trata de ir casi todas las semanas a bares de ambiente
  • Un hombre gay tiene carro, casa o departamento, claro siempre tratando de que todo sea fino o se vea bien arreglado.

¡Así es! Son características algo obvias, es algo triste que las dedujeran fácilmente porque eso quiere decir que ya muchas de ellas son parte de su vida. Claro no tiene nada de malo querer superarse o tener un buen carro o casa, pero si es algo malo el dejarnos llevar tanto por esta idea tan materializada de ser gay.

Son muchas las ocasiones en las que veo a mis amigos preocuparse por su cuerpo, o preocuparse por tener la última prenda de alguna marca famosa, o gastar mucho dinero en productos cosméticos. Todo esto me hace parar y pensar en que es lo que va a pasar en mi vida, porque lo acepto, ya inconscientemente yo mismo me exijo muchas de estas cosas y justamente eso es lo peor, que soy yo mismo el que me exijo…

Supongo que lo más importante es ser sinceros con nosotros mismo, establecer prioridades en nuestras vidas y recordar que antes de ser gays, somos seres humanos y no deberíamos fallecer por no ser perfectos.

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Sueños de Papel & Alas de Amor

Es curioso como crecemos y como muchos de nuestros sueños se deshacen en las corrientes de una sociedad que nos quiere decir cómo debemos de ser o cómo debemos comportarnos.

Yo desde muy pequeño sabia que me gustaban los chicos, claro en aquel momento era una ilusión inocente por mis compañeritos de escuela y aunque no sabía que era ser gay o homosexual; si sabía que estaba mal mi sentimiento.

Fue así como fui creciendo y creando un pequeño gran refugio en mi mente y en mi corazón, en el que fui guardando todas las pequeñas grandes cosas que quería para mi vida y mi futuro, era un lugar fantástico lleno de ilusiones, inocentes placeres y mucho amor y felicidad. No lo puedo olvidar como me gustaba acostarme en mi cama y fantasear en mi mundo, viviendo aquellas historias románticas que yo mismo entretejía para mí.

Crecí esperando que en algún momento mi vida cambiara y que todas aquellas cosas se volvieran realidad. Entonces pasó algo inevitable: empecé a crecer, a madurar y a entender mucho mejor lo que sucedía realmente en la vida. De esta forma poco a poco la realidad fue deshaciendo el papel en el que estaban mis sueños.

Al parecer parte del precio de ser gay era: que los gays no podíamos amar. Tal vez fue una broma de Dios dejar vacio el espacio donde estaba nuestro corazón. Sin embargo, no era cosa de Dios algo como esto, mi pecho era prueba de ello. Podía sentirlo en cada palpitar el amor que había en mi interior.

Entonces, sin saber muy bien lo que hacía, decidí levantar más altos mis sueños de papel y no dejar que se los llevara la corriente de una sociedad que nos impone estereotipos a la fuerza. Decidí no dejarme engañar con aquellas absurdas ideas de que los gays somos promiscuos sin remedio, que no podemos construir una familia o que solo nos importa las cosas materiales. Claro, es cierto, hay muchos gays que son de ese modo, así como hay muchos heterosexuales que también lo son, promiscuos y superficiales; pero no por ello todos debamos de ser de la misma manera.

A final de cuentas no iba a permitir que la sociedad determinara mi futuro por querer volverme algo que no soy. Lo acepto a veces soy demasiado romántico, pero hoy puedo decir que uno puede construir una familia con seres queridos, que uno puede encontrar a un chico especial, sin tener que ser este un príncipe azul, y que las prioridades de uno pueden estar distantes de las cosas superficiales. El tiempo me ha enseñado que uno es dueño de su propia vida y cada quien decide lo que quiere en ella, lo importante al final es que sepamos lo que queremos y luchemos por ello.

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Sueños y esperanzas por un amor gay de verdad